Mandona y comida chiquitina

Me gusta tener la casa llena de MI gente y ponerle muchos platos chiquititos para probar cosas nuevas delante.

Sé que hay gente que me lee y se le pone el pelo de punta con solo pensar en tener que preparar comida para más de seis o en limpiar la casa antes y después de que venga el batallón.

Pero yo hace tiempo que no me mortifico ni un poco si queda polvo en alguna esquina perdida o si se rompe la copa que me regalaron.

Ya acepté hace rato que trabajando el señor letrado y yo, con los gremlins todavía pequeños y con cero ayuda en el hogar, la casa perfecta no va a estar. También es verdad que los estándares de orden y limpieza por nuestra parte son bastante altos, porque somos una mezcla entre Don Limpio y una prima lejana de Mari Kondo.

Pero ya superamos esa fase de querer tener todo controlado y repito esa frase tan famosa de «si alguien ve algo sucio y le molesta, que pille un trapo y lo limpie».

También me da bastante igual que las recetas que vaya a hacer ese día (siempre mezclo cosas que he hecho mil veces con algunas nuevas para probar si salen ricas) no salgan increiblemente bien. Si alguna es una porquería, pues no se come y punto. Siempre queda la opción de hacer un bocata rico o de pedir unas pizzas. Cero angustias.

Y por supuesto ni me planteo el agobiarme por limpiar después, porque siempre somos los mismos y ellos son los invitados perfectos y van fregando platos, recogiendo basura y recopilando botellas mientras disfrutan de la fiesta, al golpito, poquito a poco. Y lo que queda, cuando todos se van, lo limpiamos por secciones.

¿Por qué me gusta ser anfitriona?

Porque implica que durante unos días, estaré pensando en qué menú le gustará a mis invitados, que iré al mercado o al super de turno para elegir los ingredientes con mimo, que limpiaré la casas con más esmero (esto lo hace más el señor letrado que yo, pero si lo escribo así parece que hago más cosas y eso me viene bien) y sé que ese día se sabe cuando se entra a mi hogar, pero no cuando se sale.Porque el tiempo y las preocupaciones se paran hasta que se termine nuestra reunión.

Sé que nos reiremos, que discutiremos sobre algún tema de actualidad, que haremos mucho ruido, que nada más entrar tres de ellos se quitarán los zapatos y se quedarán descalzos, que dos siempre se sientan en el suelo a pesar de tener dos hermosos sillones, que se comerán las sobras frías para merendar y que siempre hay posibilidad de hacer algo de cena con lo que hay en la nevera para alagar la conversación hasta que se nos cierren los ojos.

Eso compensa cualquier alteración del orden habitual de las cuatro paredes que componen mi hogar.

Creo que a las que nos gusta ser anfitrionas tenemos algunos rasgos en común; somos mandonas, nos gusta cuidar a los demás y disfrutamos mucho de la energía que se genera teniendo cerca las risas y los llantos.

Sé que hay gente que no entiende que ame tanto hacer mil cosas solas y que busque cada semana mi ratito de soledad y luego esté deseando tener estas minifiestas en casa, pero es así. Es compatible, porque una no es una cosa sola, una es muchas cosas y todas distintas dependiendo del día y el lugar. Y ya saben que si quieren coherencia, aquí no es.

Lo que sí les puedo ofrecer es una selección de comida chiquitita deliciosa y preciosa por si te gusta también ser anfitriona o por si te quieres cuidar a ti y prepararte algo rico para hacer de cualquier día uno de fiesta solo para ti.

Por ejemplo estos bocaditos de calabacín, aguacate y gambas , que puedes dejar hecho con antelación y que está rico hasta frío.

El hojaldre siempre resuelve muy bien estas situaciones y los envueltos de queso, tomate y pesto te valen para una comida, desayuno o cena.

Estos champiñones rellenos de almogrote desaparecen de la mesa cada vez que los preparo, no duran ni diez minutos.

La batata al horno con especias quedan tan ricas que vale la pena pensar en ellas durante días, si no te apetece hacer alioli de aguacate, porque su precio está por las nubes, sírvela con tu salsa favorita.

Y esta ensalada de pollo, arándanos secos y manzana verde es un clásico en mis reuniones, la puedes servir en vasitos, sobre una rodaja de manzana a modo de canapé, sobre un trozo de pan o te vale como relleno de croissants, sandwiches o bocaditos.

El bocadito dulce te aconsejo hoy estas natillas de dulce de leche, principalmente porque se hacen en menos de 15 minutos y se pueden dejar hechas un par de días antes. Peeeero si soy sincera, les confieso que es muy raro que yo prepare postre en una reunión en mi hogar, porque mis gordopapas suelen ser de salado. Y es lo único que siempre traen los invitados, el postre.

A todo no se puede llegar y que alguien traiga el postre es una cosa menos de la que preocuparse y una tiene más energía para centrarse en lo demás.

Es más, si te agobia el cocinar, no prepares nada, pero NADA cuando tengas invitados. Cómpralo todo hecho, cosas adaptadas a tu bolsillo y a tu disponibilidad y listo. Lo importante nunca es lo que está sobre la mesa.

Publicado por aroaaleman

Hablo mucho y casi siempre de comida. Gordapapa profesional.

Deja un comentario